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Piña Caracas con queso y nueces

Piña Caracas con queso y nueces
Piña Caracas con queso y nueces

Quien me conoce sabe de sobra que no soy lo que se dice un chef; no tengo ni la habilidad ni la inspiración para serlo, y normalmente dejo la cocina mínimamente sofisticada a la gente a la que le gusta de verdad. Eso sí, como todo escribiente tiene un borrón, tengo un plato que preparo habitualmente y que es un éxito asegurado. Es un entrante (aunque haya gente que insista en que es un postre) de queso con piña, pero con un punto especial que le hace tener un sabor delicioso.

No sé si este entrante tiene un nombre concreto; lo probé en la boda de unos amigos venezolanos, así que supongo que será típico de aquel país. Lo que sí que se es que todo el que lo prueba acaba repitiendo 😀 Este muy sencillo de preparar; la única pega es que la preparación es un poco tediosa, pero aquellos de vosotros que tengáis un robot de cocina podéis ponerlo a trabajar y ahorraros un buen rato de andar removiendo.

INGREDIENTES
-Un bote mediano de rodajas de piña en su jugo, o cantidad equivalente de piña troceada (~ 400-500 gr.)
-Unos 100 gr. de nueces (peladas)
-Un par de tarrinas de queso Philadelphia o equivalente (~500 gr.)
-Vinagre y azúcar (una taza de cada)
-Crackers salados para servir (o cualquier modalidad de panecillo al gusto)

Os recomiendo comprar nueces ya peladas y la piña ya troceada para ahorrar tiempo, aunque obviamente si tenéis paciencia podeis usar igual nueces enteras o piña en rodajas. También recomiendo usar vinagre de vino (luego explicaré porqué) y azúcar blanquilla (con azúcar moreno no lo he probado).

PREPARACIÓN DE LA COBERTURA

La preparación de la cobertura es muy sencilla, aunque es el punto más aburrido de la preparación del plato porque exige estar un buen rato remueve que te remueve. En un cazo ponemos una taza de vinagre, una taza de azucar y la piña (si tenéis la piña en rodajas, troceadla a daditos no demasiado grandes). Aunque en principio sea sorprendente (a mí me lo pareció, desde luego), no hace falta más que el vinagre, la piña y el azúcar. De hecho, es mejor escurrir el jugo, porque si no estaréis todavía más rato.

A continuación, la mezcla se pone a fuego medio-bajo sin parar de remover. Con el tiempo el líquido se irá evaporando; la idea es llevarlo a un punto tal en el que quede un almíbar muy espeso (el líquido que quede debe tener apenas un par de milímetros de profundidad). Aquellos afortunados que tengan Thermomix o similar pueden ponerlo en la posición de remover y dejarlo trabajar tranquilo; al resto de los mortales nos toca estar removiendo y esnifando vapores de vinagre durante un buen rato (a mí me suele tardar en reducirse entre 45 y 60 minutos).

El resultado final es una masa de piña troceada y una pequeña cantidad de almíbar bastante viscoso (cuando se enfríe se quedará mucho más sólido). Puede que la piña se haya oscurecido un poco porque tiende a coger el color del vinagre, de modo que es mejor usar vinagres claros que oscuros (por ejemplo, si usais vinagre de Jerez la piña os quedará muy negra, aunque está buena igual). La piña «en su almíbar» se mete en la nevera durante unas horas hasta que esté bien fría.

PREPARACIÓN DE LA BASE

La base es simplemente queso de untar con nueces, que colocaremos estratégicamente en un recipiente adecuado. Troceamos las nueces peladas para que los trocitos no sean muy grandes, extendemos una capa de queso, espolvoreamos las nueces, extendemos otra capa y alisamos el conjunto. La idea es que quede una base plana de queso con las nueces dentro de manera más o menos homogénea.

Lo ideal es que esta base mida como dos dedos de alto. Con las cantidades que hay en la receta, esto corresponde a un recipiente más o menos del tamaño de una cuartilla. En la preparación de las fotos me salieron dos recipientes del tamaño que se muestra.

PRESENTACIÓN FINAL

Una vez esté bien fría la piña, se vierte sobre la base extendiéndola uniformemente y se sirve con cualquier panecillo o similar que sirva de base (yo suelo usar crackers salados, que le van estupendamente). Para servir, basta con llevar el cuchillo hasta abajo del recipiente y sacar un poco de todo: piña, queso y nueces. Y… ¡a chuparse los dedos!

Aunque está mejor recien hecho, este plato aguanta varios días en la nevera por si sobra, dado que, a pesar de lo rico que está, es bastante contundente… Y no es plan de derivar la atención del plato principal de la comida, ¿no? 🙂

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